Este artículo fue publicado originalmente en Revista AHOTSA 78 aldizkaria

“Los bienes y servicios proporcionados por una economía en expansión llevan a incrementos en el bienestar humano hasta cierto punto. Pero más allá, los costes sociales y ambientales vinculados con el crecimiento tienen un impacto tal que el nivel de bienestar se reduce (…), deja de contribuir al bienestar humano; y más bien se torna contraproducente. Se impone, por consiguiente, un cambio en el modelo de desarrollo: otra manera de producir, consumir, trabajar, vivir…”. (Jorge Riechman)

Hace décadas que cuestionamos nuestro modo de vida y la necesidad de cambios en nuestro consumo desorbitado que está terminando con los recursos del planeta. Todo cambio tiene un componente personal, más allá del social y político. Vivir con sentido de responsabilidad universal, presente y futura, es necesario por la interdependencia global. Entender que, cómo vivimos influye directamente en las condiciones de vida de otras personas, nos ha llevado a plantear el decrecer como proyecto político.

Para construir sociedades sostenibles, justas y equitativas, consideramos necesario realizar una transición hacia otro modelo radicalmente diferente que sitúe el cuidado de la vida y del planeta en el centro. Esto solo es posible si lo hacemos desde el trabajo conjunto y la articulación de discursos, luchas y movimientos. Por ello, en 2010 colectivos diversos, movimientos sociales, ONGD, redes y sindicatos provenientes de distintos ámbitos, comenzamos a trabajar conjuntamente teniendo en común el objetivo de la transformación del modelo social, político y económico, desde una mirada feminista. Así, se formó la Red de Decrecimiento y Buen Vivir, integrada por Ekologistak Martxan, Desazkundea, Economistas Sin Fronteras, Bizilur, Coordinadora de ONGD de Euskadi, ESK sindikatua, Ingeniería Sin Fronteras País Vasco, REAS Euskadi y Mugarik Gabe.

Llevamos desde el 2011 celebrando encuentros anuales donde hemos conocido experiencias y alternativas prácticas ya en marcha que nos proponen construir nuevos modelos de organización social para situar en el centro el cuidado de la vida y del planeta. En estos encuentros incidimos en el cuestionamiento del concepto de trabajo, la confluencia entre empleo y ecología, así como el impulso de modelos de vida alternativos, feministas y medioambientalmente sostenibles. Para transitar hacia un modelo que ponga la vida en el centro, debemos tener en cuenta los siguientes factores: los límites físicos del planeta que obligan al inevitable decrecimiento de la esfera material de la economía; aceptar la interdependencia para que la sociedad en su conjunto se haga responsable del bienestar y la reproducción social; la necesaria distribución de la riqueza en un planeta con recursos limitados; y la necesidad de tomar medidas urgentemente.

En este último año y medio, esta red, junto a los colectivos aliados Goiener, Saretuz, Zentzuz Kontsumitu, Emaús, Ehne Bizkaia, Sector de Mujeres, Xochilt Acalt y Setem Hego Haizea, hemos trabajado en la publicación Construyendo en colectivo desde Euskal Herria: análisis y reivindicaciones para la construcción de una sociedad justa y equitativa basada en estilos de vidas sostenibles, presentada el 3 de junio en Bilbao en los V Encuentros de Decrecimiento y Buen Vivir. En ella, proponemos reivindicaciones y reflexiones en torno a cuatro ejes primordiales que citamos más adelante.

El modelo que hoy se encuentra en crisis y que se intenta volver a poner en pie está construido sobre cimientos heteropatriarcales, antropocéntricos y capitalistas, que ponen en riesgo los equilibrios ecológicos que permiten la vida y que dificulta las relaciones de interdependencia que nos sostienen como humanidad. Por ello, resulta esencial promover procesos educativos que profundicen en las causas y en las consecuencias que provocan aquellas situaciones que queremos revertir y fomenten una conciencia crítica y de solidaridad.

Transitar hacia otros modelos requiere que la ciudadanía se reconozca como sujeto activo para la transformación. Tan importante es participar, organizarnos y movilizarnos junto a otras para exigir que cambien las políticas públicas como entender que nuestra vida cotidiana también es revolucionaria. Por ello, en el trabajo colectivo realizado recogemos tanto propuestas y reivindicaciones dirigidas a instituciones, como alternativas a nivel individual y colectivo para los cuatro ejes estratégicos. Esperamos que este trabajo pueda contribuir a la construcción de una agenda de incidencia política colectiva y a promover la puesta en práctica de alternativas para el cambio en nuestro día a día.

Las reflexiones que recogemos en la citada publicación no pretenden construir un marco cerrado de actuación. Somos conscientes de que todavía hay muchos debates abiertos, el reto será definir democráticamente qué son para nosotras las vidas sostenibles y qué condiciones se tienen que dar para poder llegar a ellas. Nos encontramos en ese camino, mirando al futuro desde ángulos diversos, desde enfoques analíticos diferentes, desde estas y otras latitudes, asumiendo el reto complejo de esta situación, pero con las energías suficientes para hacerlo.

Red de Decrecimiento y Buen Vivir

Algunas alternativas para el cambio individual y colectivo basadas en la publicación

Soberanía alimentaria

Nuestro consumo diario también es un acto político. Por ello, ya sea de forma personal, familiar y/o colectiva, podemos participar en diferentes redes de comercialización, como por ejemplo, los grupos de consumo, las cooperativas mixtas de personas productoras y consumidoras, los economatos, las distribuidoras alternativas que apoyan producciones pequeñas y con este modelo, o la conversión al modelo agroecológico o autoconsumo.

Modelo energético

Vigilar la eficiencia de la envolvente de nuestra comunidad o vivienda, que la fachada tenga aislamiento y las ventanas sean dobles. Poner el termostato de forma continuada a una temperatura en la que tengamos que abrigarnos pero sin renunciar a la confortabilidad. Usar la bici y caminar. Disminuir el uso de coche u otros vehículos y, si se usan, hacerlo de forma eficiente. Compartir vehículos.

Relocalización de la economía

Las 3R en nuestro consumo: reducir, reutilizar y reciclar. Apostar por las finanzas éticas, el mercado social, los circuitos cortos de comercialización, las cooperativas energéticas… Desvincular el empleo del derecho a una vida digna. Construir, difundir y multiplicar las alternativas nos pone en un camino en transición hacia un sistema post capitalista más solidario, equitativo y sostenible.

El cuidado de personas

Repartir equitativamente todos los trabajos de cuidados entre hombres y mujeres necesarios para la sostenibilidad de la vida. Garantizar el acceso incondicional a un sistema público y universal de cuidados. En nuestro día a día, fomentar alternativas que nos ayuden a llevar los cuidados en colectivo, como son: modelos de convivencia alternativos (cohousing y residencias), red de madres y padres para la crianza, sistema de cuidados intergeneracionales, espacios de trueque o debalde y experiencias de educación alternativas públicas.

Información ampliada en www.decrecimientoybuenvivir.info