Aunque estemos en los días previos de Navidad, este año mi saco no está lleno de regalos materiales, de cosas de usar de tirar, de regalos inútiles que apenas interesan lo que dura el instante de abrirlos.

Este año nos hemos plantado ante el consumo excesivo, desorbitado e injustificado. Hemos dicho basta a regalar sin sentido y sin pensar en los impactos del ansía consumista de estos días.

Este año os animamos a todas a que regaléis tiempo, una gran revolución y un gran regalo al mismo tiempo. Único. Irrepetible. Inigualable. Irreproducible.

En un momento de colapso medioambiental, debido a un sistema económico que se nutre del despojo y de sobrepasar los límites de la tierra y de la vida para seguir haciendo caja, repensar el consumo es más que urgente. Es una cuestión de justicia. Caminar en el sendero de las alternativas a este capitalismo que pone precio a todo implica decrecer, consumir menos, reutilizar, intercambiar y regalar otras cosas. Ya os decimos, tiempo es una buena opción.

Ante el mundo veloz en el que nos encontramos, en el que no damos abasto y no tenemos espacio ni para dar un abrazo, parar y usar el tiempo de otro modo es un modo de resistencia. También os proponemos que intercambiéis cosas, que reutilicéis objetos, que repenséis vuestras necesidades. Porque la felicidad no depende de desenvolver un paquete, ni el cariño ni el aprecio se demuestran gastando dinero. Hay otras formas de hacer regalos, de tener detalles con la gente que queremos.

Y por eso este año nosotras nos plantamos. Y decimos alto y claro basta. Basta de excesos que arrasan con diferentes formas de vida y que generan impactos que no atendemos. Basta de que lo material se imponga en nuestras relaciones personales. Basta de que el comercio sea la única manera de mostrar afecto.

Regala tiempo. Reutiliza. Intercambia.